miércoles, 29 de junio de 2016

Poema de Tiernópolis



Las abogadas no eran abogadas,
los hoteles no eran hoteles,
las estancias no eran estancias,
las bodegas no eran bodegas,
las regalías no eran regalías.

El monasterio no era monasterio,
las monjas no eran monjas,
la ayuda no era ayuda,
los pájaros no eran pájaros,
las bóvedas no eran criptas.

Las casas no eran casas,
los sueños no eran compartidos,
Amado no era amado,
los médanos no eran médanos,
las hinchadas no eran unidas.

Las cifras no eran las cifras,
los pobres no eran pobres,
las cunas no eras cunas,
los trenes no eran trenes,
los frenos no eran frenos.

Las sillas de rueda no eran sillas de rueda,
la gente contando plata no era gente contando plata,
los intelectuales no eran intelectuales,
los periodistas no eran periodistas,
los precios no eran cuidados.

La patria no era la patria,
las voces no eran todas,
el otro no era el otro,
la ficción no era ficción,
los aplausos no eran aplausos.

La victoria no era victoria,
el derecho no era humano,
la mano derecha no era derecha,
el amor no era amor,
el suicidio no era suicidio.

Pero en algún momento,
creíste que todo esto lo era.
Y que la culpa era del maquinista.

Tierno.