domingo, 10 de julio de 2016

Acerca del gradualismo cultural de diseño

En un tranquilo departamento del barrio de San Telmo, Mosqueteros se reunió con el Prof. Pedro Revello y le realizó la siguiente entrevista exclusiva para Tiernópolis.



M: Profesor, usted acuñó la expresión  “Junio de cenizas” Qué quiso referir?


PR: La madrugada del 14 de junio de 2016 el ex Secretario de Obra Pública, José Francisco López, firmó el certificado de defunción del Relato kirchnerista. Cerró algo para siempre.

Ese día podrá ser recordado como la efeméride en que oficialmente el Relato agotó lo poco que aún podía vertebrar de verosímil. Lo redujo definitivamente a cenizas.

M: Qué es El Relato?


PR: Es la palabra inaugural que impuso la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner en su primera presidencia para instalar el modo en cómo debía ser narrado el proceso que había arrancado en mayo de 2003 Néstor Kirchner 
y que ella continuaba.
Con esa palabra invitaba a la novedad de su gestión. Fue la etiqueta para la construcción de un paradigma.

M: Qué es un paradigma? 


PR: Sinteticamente, un paradigma es un conjunto de creencias, de costumbres, de tecnologías que comparten un número masivo de personas. Es el modelo tácito a seguir en todas las conductas culturales. 

Paradigma es lo que se naturaliza hasta ser el modo en que una sociedad tiene para entenderse de sí misma, para que se establezcan las relaciones entre los individuos y para entender el Universo.
Es lo que se vuelve incuestionable en una era del tiempo. Que la Tierra era plana y centro del universo era la creencia aceptada con naturalidad en la edad media. Hoy puede serlo la teoría del Big Bang, Mañana, no podemos saberlo.
El paradigma del Relato es la visión plana de la Tierra. 
El momento actual equivale al cambio implicó la noción de vivir sobre un plato a vivir sobre una esfera imantada. Pensemos en las personas a las que les tocó eso en el transcurso de sus vidas. 
Ahora se necesita encender algo nuevo en las conciencias para que la gestión tenga arraigo simbólico.
La experiencia de entender algo nuevo.

M: El kirchnerismo construyó un paradigma?

PR: Durante doce años, el kirchnerismo construyó un paradigma al que llamamos Relato para el cual utilizó todos los medios de potencial narrativo, metafórico y escénico a su alcance. Entre innumerables actos inaugurales, cadenas nacionales y bautismos de instituciones y obras públicas con el nombre Presidente Néstor Kirchner podemos recordar:

Televisión Pública, Canal Encuentro, Paka Paka, Incaa TV, Radio Nacional, Nacional Rock, INCAA, Sueños Compartidos, Campeonato Nietos Recuperados, Universidad de las Madres, Justicia Legítima, Televisión Digital Argentina, BACUA, Museo de la Memoria, Museo de Malvinas, Museo del Bicentenario, Salón de los Patriotas Latinoamericanos, Polo científico Tecnológico, Polo Audiovisual de la Isla Demarchi, Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, Fútbol para Todos. También, el Centro Cultural Kirchner y un agrupación para todo uso llamada La Cámpora.

M: Cuándo comenzó ese proceso?

PR: Fue a partir de 2008. El Estado se volvió productor en varias industrias a fin de construir, multiplicar el curso del Relato por vía editorial, audiovisual, televisiva, cinematográfica, teatral, radial, periodística, académica, legislativa, judicial.

Se construyó un aparato de propaganda con la intención de llegar a cada espacio y a cada nicho sin restricción de gastos.
Se hicieron puestas en escena monumentales como la Cumbre de las Américas, Tecnópolis, el Bicentenario 2010, la muerte de Néstor Kirchner.
Se discutió un decreto de retenciones móviles ó por una Ley de Medios como una batalla épica. 

M: Qué piensa de los actores oficialistas que tuvo como referentes el kirchnerismo?

PR: Tuvimos una farándula obscenamente oficialista. Obscena no por mostrar públicamente sus preferencias políticas sino por no haber encontrado en doce años algo cuestionable en la instrumentación política de la gestión. Hoy son referentes deudores de no haber cuestionado a tiempo o siquiera cuestionado.

No hay gestión política que no tenga potencialmente algo cuestionable incluso por quienes la han elegido y, más aún, es algo que debe hacerse cuando hay sobreabundantes indicios de corrupción.
El apoyo acrítico siempre es perjudicial a largo plazo para quien apoya acriticamente porque lo vuelve cómplice por omisión.
Algunos salieron a expresarse dolidos o desencantados después de López. Pero ya era tarde.

M: Qué consecuencias tiene el Relato?


PR: La consecuencia más grave del Relato está bien representada por la expresión La Grieta, acuñada por Jorge Lanata en 2013. 
Es una palabra que grafica cómo la sociedad se fue dividiendo en dos grandes bloques: los que creían en el Relato y los que no. 

M: Entonces podemos decir que el Relato ya no ejerce influencia?


PR: Parcialmente, no del todo. Esa es una afirmación que no expresa la enorme gravitación del Relato.

Es decir, es cierto que ya no genera ninguna posibilidad de construcción de verosímil para nadie, ha muerto en ese sentido gracias a José López. Pero también es cierto que aún persiste la dinámica, la reacción, la mirada y la contramirada que configuraron lo que somos actuando como sociedad política aún hoy.
Los últimos creyentes del Relato hoy viven un estado de despojo, de pérdida, de abandono, de desencanto, de drama.
Los que repelían el Relato sienten el alivio de su extinción.
Pero por ahora somos lo mismo que éramos.
Estamos recién "egresados" del Relato.

M: Es decir que ahora tenemos que hacer una carrera?

PR: Sin duda. El Relato se volvió la referencia de todo cuanto hemos hecho, hemos pensado y hemos dicho. Y todo eso persiste intacto en lo que pensamos, decimos, y vemos de la realidad política en este presente.

El Relato nos ha formateado inexorablemente y somos su producto dialéctico. El Relato o su contraparte han sido nuestra vida en los últimos doce años. Somos lo que el Relato ha formateado en nuestro modo de ver y de pensar, de aceptar, de reaccionar. Es ahora el alivio o el desencanto.
Fue determinante y se extendió mucho tiempo. Doce años y medio, increíblemente, el mayor período político en 200 años de historia.
No habría cómo salir si no fuera mediante alguna forma de gradualismo cultural. Sea diseñado o azaroso.

M: Qué cree que es lo que el gobierno propone en este momento?


PR: Lo que el gobierno ha decidido es hacer una apuesta de gradualismo cultural de diseño. Nos propone la experiencia de un estado de
 graduación para el cierre de los procesos referenciales de los años kirchneristas pero muy dosificadamente, manteniendo ciertas señales de permanencia de lo viejo. De ese modo evita darles fin repentino y elige que en todo caso se extingan por agotamiento como una última brasa. 

M: Durará mucho tiempo ese gradualismo cultural de diseño?

PR:  Puede diseñarse un gradualismo corto o un gradualismo de muchos pasos, eso debe determinarlo el contexto.

Estamos en un contexto en el que el intercambio entre quienes eligieron un nuevo modo de gestión y la promesa de de lo nuevo no tiene eco material ni emocional inmediato, y extender la duración de lo que se extingue sin que aparezca lo nuevo, no es suficiente. 
Ya debería haber aparecido lo nuevo independientemente de lo que dure la graduación cultural.

M: López estaría fuera de ese diseño gradual que decidió el gobierno?

López es el gran alquimista de esa extinción final.
La mera extinción, que es sobre aquello que se esperaba que concluya. Pero eso solo no significa el aporte de algo nuevo, porque no sorprende. Era lo esperado, formaba parte de las expectativas de quienes votaron el cambio conocer los hechos de corrupción y encarcelar a sus responsables.
El hecho de que se cumplan las expectativas de lo esperado es muy positivo.
Pero hay que saber que lo nuevo no aparece aún. Lo nuevo es otra cosa, es otro diseño. 
La noción de lo nuevo, que es aquello que sorprende gratamente, que nos da la nueva mirada, es la que debe empezar a formar parte del movimiento de época pero todavía no se ve.

M: Pero la aparición de lo nuevo no sería un modo de confrontación con lo viejo? Y eso no ocasionaría más problemas?


PR: Ir de modo frontal, impulsivo o rectilíneo a contener o reducir la resistencia de un proceso sociocultural que se extendió tanto, que se fue con relativa imagen positiva y que no terminó en catástrofe, no sería bueno porque podría fortalecer temporariamente su resistencia y generar tensiones violentas, que ocasionarían un gran desgaste, sin duda.

Pero eso no debería ser todo. Eso sería apenas un digestivo. Lo que falta aún es la cuota de proteína para seguir adelante resignificados, con un nuevo sentido de futuro.


M: Si el  Relato ha influido tanto, cómo se supera la huella que dejó?


PR: Toda huella es el registro de una tensión y ese registro da forma al comportamiento. La huella, por definición, es producto de una tensión de algo en algo. La mera espera es tensión. Toda espera por calma o tensa que sea es una tensión aguardando resolución. 

La distensión es lo que hace que la huella se vuelva erosionable, cicatrizable, transformable. Es lo que termina haciendo lugar a lo nuevo.

M: Podríamos preguntarnos qué hay ahora ocupando el lugar que está dejando el Relato?

PR: Esencialmente, nada. Doce años de Relato no se superan en unos pocos meses. Ni en un año, ni en dos. Sus huellas serán innegables por haber sido un cambio de rumbo sociocultural. No se puede volver a antes del Relato como no se  puede volver a antes de saber que los reyes magos eran los padres. La huella, por dolorosa que haya sido, tiende a persistir.

En cambio sí, se puede transformar en algo nuevo. De las cenizas y podredumbre reductora pueden surgir las nuevas formas. Es de donde aparece lo nuevo siempre. Sería posible un gradualismo de lo nuevo.

M: Y esa aparición de lo nuevo cuando o cómo debería comenzar?


PR: Está usted un poco ansioso…(risas)

Llevará un tiempo mucho más lento que su ansiedad, la mía, la de la mayoría.
Curiosamente, si redujéramos nuestra ansiedad aceleraríamos la aparición de lo nuevo. Porque la ansiedad es un modo de percibir el tiempo desde la retención de lo viejo mientras lo nuevo se mantiene contenido.

M: Entonces sería bueno aplicar lo que vulgamente se enuncia como "soltar"? 

PR: Claro. La trivializada expresión “soltar” refiere originalmente el acto mediante el cual se hace lugar a lo nuevo asumiendo el riesgo de desasir el pasado. Se pueden hacer ejercicios concretos para soltar, no es un mero deseo que se pide al apagar las velitas. Y esa pequeña acción se replica luego al conjunto de las acciones de la vida individual pública, política o social, haciendo lugar a lo nuevo.
En ese sentido el gobierno todavía no instala lo nuevo. 
No sabemos qué es lo que están haciendo al respecto.
Lo cual no quiere decir que no haya habido un cambio. 
El cambio es que el Relato dejó de ser un hecho convincente. Se volvió su propio verdugo. El cambio y lo nuevo, si bien parecen sinónimos, no lo son.
El gradualismo cultural de diseño no sería útil como única herramienta en un momento como este. Es un esmero por marcar la continuidad de lo anterior sin el derroche de los anterior, lo cual es bastante. Pero no suficiente. Además de corregir o limitar hay que proporcionar la novedad.

M; Cree usted que culturalmente nuestra sociedad tiende a resistirse a lo nuevo?


PR: Lo nuevo siempre genera una reticencia pero esa reacción de permanencia o de supervivencia de lo viejo en Argentina tiene un agravante cultural: la eterna añoranza por la vuelta. Es decir, la proyección al pasado.

Ya que estamos celebrando la Independencia, podemos decir que entre 1810 y 1816 hubo una voluntad de cambio de un orden colonial virreinal a un orden independentista republicano.
Se necesitó la creencia en un futuro posible, se generalizó la noción de una gran posibilidad que permitió instaurar lo nuevo ante el agotamiento de lo viejo.
La pregunta es cómo, qué o cuál sería la creencia sobre el futuro, la gran posibilidad que movilice hoy, al menos en el plano simbólico, a proyectar siquiera una imagen posible de ese futuro, ya que la mejora material que distienda la espera a una mejora podría demorar bastante.

M. Dónde cree usted que se está trabajando al respecto?


PR: La pregunta es si en este momento hay quiénes están pensando los términos y aplicaciones de lo nuevo y en tal caso, qué cosa sería eso nuevo? No lo sabemos.

Lo nuevo puede comenzar por lo muy pequeño, como empezó todo en el universo; el Big Bang, las galaxias, el sistema solar, el sol, la tierra, la vida, la cultura.
Cuáles son los términos y aplicaciones posibles para ese diminuto paso de potencialidad retenida? Cuáles son sus aplicaciones? Quiénes están diseñando lo nuevo?
Cuando me refiero a esto no me refiero a lo que el gobierno comunica o ha comunicado en estos primeros seis meses.
O sí, me refiero a eso, pero no solo a eso sino a los cambios que el cambio en un Estado genera de nuevo en su población.
Y no solo a un Estado como ejecutante de un cambio que modifica el estado de su población, sino también a la necesidad de cambio en la población que gravitó lo suficiente para que cambie algo en la gestión del Estado.
Parece un trabalenguas, no?... (Risas)

M: Me perdí...(Risas)

PR: Quiero decir que cuando  hubo grandes cambios políticos en una sociedad después de un largo proceso de desgaste sobrevino la alegría. La alegría es lo nuevo. Cuando lo nuevo es bueno viene acompañado de alegría.
Pensemos ejemplos exagerados; al final de la dictadura se vivió un estado de alegría generalizado bautizado “primavera alfonsinista” que duró unos tres años. Después de cuarenta años de franquismo hubo un estado de alegría y novedad generalizado que conocemos como “movida madrileña”. Duró al menos una década. Fue la marca de un cambio de paradigma.
Aquí no hubo dictadura ni un final catastrófico. Pero hubo agotamiento generalizado. Y ahora hay incertidumbre.
Es verdad que no aparece lo nuevo en materia económica porque el cierre del proceso económico de doce años se está haciendo ahora. El blanqueamiento, la rendición de cuentas. Y vemos que había un desastre oculto.  

M: El gobierno debería haber advertido antes sobre la herencia que recibía?

PR: El gobierno no 
nos enseñó a comprender los términos y la escala de la herencia. El crecimiento se demora y no hablamos aún el idioma de lo nuevo en términos culturales tampoco. 
Un error del gobierno fue no haber instruido a tiempo para el umbral del ajuste. Haber preferido no volver al pasado. No se trataba de volver, sino conocerlo para poder darle cierre. Eso implicaba preparar a las personas para entender la magnitud de lo encontrado y la magnitud del trabajo por hacer, Diseñar la espera antes que sea percibida por su duración. Advertir que nos esperaba un umbral de blanqueamiento y ajuste. Todo umbral es doloroso pero se puede trabajar para atravesarlo con más conciencia.

M: Cree que ha aparecido algún indicio de cambio de paradigma?


PR: El cambio de paradigma nítido de este tiempo pasa por la repulsión a la corrupción. La corrupción se ha vuelto masivamente indigesta por primera vez. Ha aparecido un acuerdo generalizado en que tiene que haber responsables que sean juzgados y que paguen con una condena.

Es el equivalente del paradigma de los Derechos Humanos en la década del 80. En el país, en la región, en Occidente.
Por ahora es el sostén principal de la graduación cultural de diseño y de la espera de la mejora económica.
Lo curioso es que irrumpió inevitablemente, a pesar de la voluntad del gobierno, sin dirección del diseño, al menos, sin diseño promovido desde el gobierno. Desbordó y tuvo recepción inmediata. 
La escena de López, la Meriva, el baúl, el arma, los bolsos, los fajos de dolares, el pollero Jesús, la bóveda que no era cripta del monasterio que no era monasterio, las monjas que no eran monjas y los scons sustraídos, representa tanto de nosotros que tardaremos años en comprender todo lo que contiene.


M: Y que le dio fin a la asfixia del Relato...

PR: Sí, pero insisto en este punto: hay algo muy resistente en la sociedad Argentina hacia lo nuevo. Hay una arraigada creencia referencial al pasado, una utopía regresiva, una afán de vuelta a un pasado mejor. 
Probablemente solo hayamos hablado de futuro en el siglo XIX, cuando había que construir una nación. En el siglo XX, la inmigración trajo la añoranza de la vuelta que quedó instalada como rasgo esencial de la cultura.
“Volver” es un tango emblemático. “Volveremos, volveremos a ser campeones” se canta en la cancha desde hace treinta años. 
Los militantes kirchneristas dicen “Vamos a volver”
El Canal "Volver" se creó en los 90 para pasar antiguas películas que hoy pasa la nueva TV Pública como la saga de los superagentes.
La “vuelta” de Perón fue algo ansiado casi veinte años. La historia demostró que nunca volvería al mismo lugar de esplendor mítico y que, en cambio, volvía a una tragedia generalizada.
Así y todo, creo que muchos peronistas desearían que Perón despierte y que desde 1974 haya tenido apenas una catalepsia prolongada.
Volver es retornar, pero no se tiene en cuenta que nunca se retorna a lo mismo. 
Nuestra obsesión por volver es tal que hasta le decimos “retorno” al soborno.



M: Si, es muy impresionante pensarlo así

PR: Fíjese en los contenidos que consumimos los argentinos. Sean públicos o privados, hay siempre algo de fantasmal en nuestra cultura.

Perón sigue siendo el último referente de la década del 40 que tiene presencia tutelar con afiches y gigantografías en los actos políticos en pleno siglo XXI. En la región y en el mundo. Es una rareza.
Miremos lo que pasa en la TV:
Lanata, que siempre tiende a instalar lo nuevo, quiso cambiar de formato, apelar al uso de varias formas de inteligencia para resolver problemas y no tuvo rating. Tuvo que volver.
Vuelve Susana Giménez con el mismo contenido de un cuarto de siglo. vuelve Tinelli con lo que ya conocemos de memoria.. 
Vuelve la Peluquería de Don Mateo y vuelve Polémica en el Bar. Con todos sus protagonistas y creadores muertos. Podríamos decir con precisión que son formatos fantasmales.
Vuelve el polémico Zamba, cartoon adoctrinante infantil del kirchnerismo, pero aggiornado a esta nueva era. Eso es gradualismo cultural de diseño, pero no es lo nuevo. Como vuelve el logo del Bicentanario 2016, replicado del 2010. Y vuelve a ser ensamblado sobre la arquitectura de la Casa Rosada, en las pantallas y la papelería oficial.

M: es decir, no solo lo nuevo no lo propone el gobierno aún sino que lo hacen tampoco otros actores de la sociedad?


PR: Así es. Excede al gobierno. Es algo generalizado.

Piense en la persistencia de quienes están al frente de una organización civil: el promedio de cualquier sindicalista al frente de su sindicato es de veinte años. Hay hasta alguno que hace cuarenta.
Si Julio Grondona no hubiera muerto seguiría al frente de una AFA, que no encuentra todavía ubicación para lo nuevo.
Es tal el desastre que dejó Grondona que no se puede democratizar facilmente ni generar ninguna transparencia.
Imágínese lo que puede ser en la escala de un país poner en marcha un Estado desguazado.

M: Parece que no se pudiera innovar nada...

PR: Desde ningún sector de la sociedad está apareciendo lo nuevo todavía. La dialéctica y la costumbre del Relato persisten. Y la inercia cultural del eterno retorno.
Le cuento un ejemplo de algo que vi la semana pasada y que resulta aterrador: la AMIA produjo recientemente un importante video en homenaje a las víctimas, en el que decenas de músicos populares cantan un tema de León Gieco cuya letra refiere directamente a la dictadura, a los desaparecidos, a Rodolfo Walsh. Solo por la expresión “todo está guardado en la memoria” podríamos forzar la relación con el atentado a la AMIA sin resolución judicial aún. Pero no solo no es una canción nueva, ya se ha cantado muchas veces para conmemorar algo, sino que lo alarmante es que habiendo sido Argentina el único país que hizo un juicio ejemplar a sus dictadores, que instaló en el mundo un antecedente y que alejó para siempre la posibilidad de un golpe militar, la letra de esa canción nos pone en 1982, es decir, cuando terminaba la guerra de Malvinas. Nos anuncia que el problema que tenemos que resolver es la dictadura de Videla, cuarenta años después. Ignora que hubo menemismo, aliancismo, kirchnerismo entre lo que esa letra denuncia y la realidad de 2016. Propone no irnos nunca de ese momento final de la dictadura militar. Pareciera que es una pena que Videla haya muerto porque nos daría más sentido tenerlo vivo. No es otra cosa que patología.
Es otra referencia fantasmal. Hablar desde el paradigma de los Derechos Humanos, que es la década del 80. Es lo viejo, lo asimilado e incuestionable. Otra expresión del impulso regresivo de volver.
No aparece el "seremos” ni por la gracia de un acto fallido.

M: Profesor, algún consejo para terminar?


PR: Mi consejo sería....soltemos! (Risas)

Empecemos soltando la idea de volver, olvidémonos de volver. No hay a dónde volver. Nunca lo habrá. El ansia de volver es para volver a donde nunca estuvimos, a lo que nunca fuimos, a lo que nunca podría tener concreción material. Es una utopía, pero una utopía regresiva.
Vayamos por lo nuevo, por lo que nos queda construir, aprender, descubrir. Ese es el paradigma que las ideas, los contenidos, las acciones deberían procurar.
Este momento de pleno gradualismo es ideal para que empiecen a aparecer las formas de lo nuevo, o al menos, de hacer el intento por generarlas.